El cruce entre la genética autofloreciente y la fotodependiente da como resultado una genética fotodependiente que recorta el tiempo de floración una semana con respecto a la genética Jack 47 original.
Se trata de una genética muy potente, que produce plantas muy vigorosas con gruesos cogollos que durante la floración se cubren totalmente de abundante resina.
Los aromas y sabores de esta variedad son frescos y dulces con tonos florales e inciensados y pinceladas cítricas de limón.
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